Como podemos ver, definir el concepto de marca de la forma más clara posible es fundamental para lograr un proceso de branding exitoso. Es por ello que, al crear un concepto de marca, no basta con entregárselo al dueño de la empresa en la forma de un texto o una presentación, sino que debemos asegurarnos de que todos los colaboradores, el personal y el equipo tengan una comprensión plena de él.
Recordemos que en muchas empresas, especialmente en aquellas que ofrecen productos o servicios al público general, no es el dueño quien tiene el trato directo con la audiencia, luego de completar el proceso de investigación y análisis, no es el dueño quien tiene el trato directo con la audiencia, sino las personas que se encuentran en el área de atención. Si estas personas no comprenden el concepto, el lenguaje y el tono de la marca es muy probable que terminen por generar una percepción errada de la marca en el cliente, lo cual causa problemas de coherencia que pueden afectar todo el proceso de branding.
Por ello es recomendable que, para garantizar el correcto traspaso del concepto de marca, se creen espacios espacios de intercambio donde intervengan todas las partes relevantes, de manera que podamos asegurar que este sea comprendido por cada uno de los niveles de la empresa, ya sea a través de conservatorios, talleres o reuniones con el personal.
Este tipo de dinámicas permiten asegurar que el concepto sea absorbido por toda la empresa y que esta cadena comunicativa no termine por romperse, generando una dinámica de intercambio más alineada con la estrategia comunicativa y produciendo, por lo tanto, una mayor oportunidad de consolidación.